El reconocido comunicador y YouTuber del canal “Capricornio TV” presentó un documental en el que se adentró por la frontera dominico-haitiana, cruzando hacia Haití para registrar la situación actual. El material audiovisual aborda la circulación de vehículos y el intercambio por objetos de fuego, mostrando escenas que pocos periodistas se atreverían a documentar debido al nivel de riesgo involucrado y la complejidad del territorio.
Capricornio explicó: “Te mostraremos desde un cabecilla de pandilla y el tráfico de motocicletas armadas, hasta cómo se intercambian objetos por motores que salen de la República Dominicana. Verás cómo lucen las calles de Haití, en un recorrido que no cualquier periodista se atrevería a hacer por el alto nivel de peligro que implica”. Este enunciado introduce la intención de mostrar una cadena de hechos delictivos fronterizos con un alto nivel de exposición personal y riesgo físico.
El video se centra en la investigación de tráfico entre República Dominicana y Haití, describiendo cómo vehículos robados en la RD son llevados al país vecino y cambiados por objetos. El narrador documenta desde el cruce fronterizo hasta los “jardines” donde se almacenan motores y vehículos, subrayando la exposición física durante cada etapa. El reportaje enfatiza la coordinación necesaria para acceder a estas fuentes y la logística de registrar evidencia directa en territorio haitiano.
El cruce es descrito como extremadamente peligroso: “uno de los cruces más peligrosos que he hecho hasta este punto”, repitiendo varias veces que “estamos en Haití”. Se detallan ríos bajos, largas caminatas desde la capital y obstáculos logísticos, incluyendo escenas de personas en el río y del equipo transportando vehículos. Capricornio relata su sensación de riesgo y afirma que, aunque otros podrían enviar corresponsales, él prefiere estar presente para documentar los hechos.
El propósito declarado del reportaje es periodístico, mostrando la cadena de tráfico que transforma vehículos robados en objetos de fuego y viceversa. El equipo logra coordinar reuniones con líderes locales que los trasladan por más de 30 minutos a través de calles desconocidas hasta un punto acordado. El narrador resalta la rigurosidad del trabajo y la dificultad de acceder a estas áreas sin experiencia previa.
El eje central describe cómo ladrones dominicanos roban motocicletas y vehículos, los transportan a Haití y los entregan a traficantes que los intercambian por objetos de fuego o munición. En los “jardines de motores”, los locales confirman el procedimiento: “todos estos motores vienen de la República Dominicana” y detallan la transacción: “Para cada uno de estos motores, un objeto fue dado… A veces son dos motores. Depende de qué objeto es.”
Se incluyen declaraciones de miembros locales sobre la presencia de estos objetos y combates: “la toda la área, la toda la área, estamos armados”. Algunos líderes matizan su postura, indicando que no tienen problemas con dominicanos y presentan justificaciones defensivas: “tenemos que agarrar el objeto para defendernos”. Los testimonios reflejan violencia cotidiana, reclutamiento de combatientes y riesgos permanentes, así como la relación de cercanía geográfica con República Dominicana: “somos dominicanos y haitianos somos hermanos… estamos en una única isla… La Española”.
El equipo documenta la ausencia del Estado y la poca confiabilidad policial: “no hay gobierno, no hay nadie, no hay policía que lo quiera” y “la policía aquí es muy mala… no tienen conciencia”. Durante la retirada, ajustan rutas para evitar arrestos, considerando la exposición y los riesgos de permanecer en Haití: “había un riesgo real de que nos arrestaran… decidimos tomar otra ruta”. La narración combina la descripción de hechos con reflexiones personales, destacando la vocación profesional del reportero y su intención de informar sobre una realidad poco cubierta por otros periodistas, aun en medio de peligros significativos.